Suele pasar que, cuando planificás una refacción, priorizás otras estancias antes que el dormitorio. El dormitorio es el rincón donde relajarse, aislarse del estrés, recargar las pilas para el día a día y donde reflejar con más fuerza tu personalidad. En definitiva, es en la parte de la casa en la que te sentís más feliz; por eso, te damos los tips para conseguir un dormitorio feliz.
Deshazte de lo que no necesites
Y es que la felicidad no está en lo material. Las habitaciones más sencillas son las que nos hacen estar más a gusto. Quedate con lo imprescindible para que tu dormitorio tenga un aspecto más armónico y desahogado. Encontrá aquello que más te anima y potencial para extenderlo por toda la estancia.
Una buena distribución
Cuando ya sabés qué es lo imprescindible, tenés que colocarlo de manera adecuada para que la energía del espacio y la tuya fluyan sin problemas. Aprovechar el espacio siguiendo sus líneas principales es muy importante para sacarle el máximo partido sin saturar la habitación. Existen múltiples teorías sobre dónde ubicar la cama, por aquello de ser el lugar donde descansás; se dice que si el respaldo está hacia el oeste, te despertarás con más energía. En cambio, si mira hacia el este, amanecerás más tranquilo. Según el feng shui, lo fundamental para el descanso es que desde la cama podás ver la puerta.
Todo en orden
Una buena distribución no sirve de nada si no mantenés el orden. Diseñá el espacio prestando atención a todos los huecos con potencial para almacenar. Son muchas las opciones: elevá la cama para instalar un cajón, usá el respaldo como mesita de noche, aprovechá las alturas e instalá unas baldas para guardar tus libros...
En blanco y toques de color
El blanco es el color que da más luminosidad. Si tu dormitorio no es muy grande, apostar por este color hará que tu habitación parezca más grande. Para evitar la monotonía, introducí colores llamativos en pequeños toques: en las sabanas, cojines, tapicería… Añadir un color intenso en una sola de las paredes ayuda a hacer dinámico el espacio y el contraste entre los colores de las paredes agrandará visualmente la estancia.
En tonos fríos
Los tonos fríos son los que van del verde al azul. Que su nombre no te eche para atrás, ya que son los que mejor funcionan para conseguir un ambiente de relax. El verde es un color que transmite positividad y armonía y el azul tiene la capacidad de relajarnos, lo que les convierte en colores perfectos para conseguir un dormitorio feliz. Los tonos más oscuros son elegantes y originales, pero lo mejor descartalos en habitaciones reducidas o poco iluminadas.
En tonos cálidos
Son los que van desde los rojos intensos al amarillo. Estos colores son más atrevidos, tienen más peso visual que los anteriores y se convierten en los protagonistas de cualquier estancia, así que al integrarlos debés planificar bien la estética global para evitar que saturen demasiado. El rojo y el amarillo en sus tonos más brillantes son dinámicos y revitalizantes, pudiéndose convertir en los responsables de que cargués las pilas por las mañanas. Además, son luminosos porque absorben la luz, pero siempre debés integrarlos con cuidado para que su presencia esté equilibrada. Podés aplicarlo en el color de las paredes para que sus propiedades te envuelvan o en accesorios como jarrones, ropa de cama o alfombras.
En tonos pastel
Si no te decidís por ninguna gama, los tonos pastel siempre son válidos. Los tonos pastel se consiguen mezclando colores con blanco, lo que los hace más suaves y permite crear espacios relajantes, serenos y armoniosos. Además, son muy versátiles y pueden combinarse con blancos, otras tonalidades del mismo color o colores neutros.
Piso en madera
La madera es el material más acogedor por su calidez natural; además, sólo con su presencia es capaz de vestir cualquier estancia donde esté. Existen multitud de sistemas y acabados en madera, todos ellos capaces de conseguir una atmósfera íntima.
Las soluciones flotantes permiten instalar un sistema de calefacción de suelo, lo que puede incrementar el confort de tu dormitorio en invierno. Esta opción es de instalación rápida y sencilla, ya que no es necesario anclarla al piso y su mantenimiento es sencillo.
La luz
La luz es fundamental para disfrutar de un dormitorio, te da vida y alegría. La luz natural debe ser potenciada al máximo. Para la protección contra la luz solar, la mejor opción serán los aislamientos con lamas regulables, ya que podés orientarla para elegir la cantidad de luz que entra en la habitación y, a la vez, dan privacidad.
En cuanto a la luz artificial, el dormitorio no se concibe solo como lugar donde descansar y la iluminación que instales debe adecuarse a tus usos: si tenés un minivestidor, si leés por las noches... Tenés muchos sistemas para elegir: desde lámparas de techo, de pie, incrustadas... asegurate de que la luz quede bien repartida y que tienda a ser anaranjada, ya que esas son las bombillas que no alteran tu descanso.
Ni frío ni calor
Tener la temperatura perfecta en tu dormitorio es imprescindible para que obtengás el mejor descanso. Para combatir el calor, igual que se suele hacer con el frío, es necesario instalar un buen sistema de aislamiento. Existen soluciones para el exterior que reducen la acumulación del calor en fachadas y techos. Las ventanas son una importante parte para el aislamiento, ya que marcan el contacto con el exterior. También contribuyen a la estética interior, así que, respecto a los materiales entre los que elegir marco destaca el aluminio, siendo el más versátil y resistente a las inclemencias del tiempo.
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2 Comentarios
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